lunes, 30 de marzo de 2009

1. UNA APROXIMACIÓN AL PENSAMIENTO FILOSÓFÍCO


“ A determinada altura todo coincide y se identifica: las ideas del filósofo, las obras del artistay las buenas acciones.”F. Nietzsche


Presenta cierta complejidad adelantar una travesía analítica por los laberintos del pensamiento con el fin de encontrar elementos que permitan intuir la especificidad del pensamiento filosófico, por las estrechas relaciones que mantiene con el pensamiento en general, con la actividad científica y con el amplio campo de la creación. Nos encontramos aquí ante grandes dificultades como la planteada por Lezama Lima de “ definir como cenizar”, y ante la complejidad de lo que se intenta definir se descubrirán juegos de fuerzas que expresan múltiples búsquedas, de las que no se sabe a dónde conducirán.

Fijar con precisión el significado de ‘filosofía’, explicar claramente valores como el pensamiento filosófico, la ciencia, la cultura, el arte y/o la poesía, como intentar determinar de manera completa y tajante sus múltiples y sutiles relaciones con otras formas de pensamiento no sería más que un gesto pedagógico, ingenuo y precipitado.
Es sencillo darse cuenta cómo, a manera de ejemplo, el pensamiento filosófico se parece mucho al pensamiento sobre la poesía, ya que no puede proceder de manera distinta a la del rodeo, dando vueltas y revueltas sobre el objeto por considerar, como indicador de una precaución metodológica. –Al contrario de lo que habitualmente se cree, el ‘rodeo’ no tiene porqué reproducir los temores del ratón mientras ronda, sin atreverse, al queso en la despensa -.

Como mejor lo diría Estanislao Zuleta, una conciencia ingenua y optimista podría pensar (¡!), en uso del sagrado ‘derecho’ al ‘buen’ sentido, que pudiera resultar simplemente válido el acogerse a la sombra sensata y paternal de una teoría o doctrina determinada para desde ahí agotar el problema que se desea considerar: sea el caso de la historia de la filosofía, de la lingüística o de los marxismos después de Marx. Recordemos que ahí donde Marx pudo ver un problema complejo e inquietante, sus ‘discípulos’ creyeron encontrar una solución, explicando por ejemplo el ‘arte’ por las ‘condiciones sociales’, olvidando el pequeño detalle que Marx distinguía entre las condiciones de producción y las condiciones de validez: “... la dificultad no consiste en mostrar que el arte griego y la epopeya están ligados a ciertas formas de desarrollo social. La dificultad consiste en comprender que puedan aún proporcionarnos goces artísticos y valgan, en ciertos aspectos, como una norma y modelo inalcanzables” [1]

Igualmente es el caso de cualquier forma de racionalismo que se distraiga creyendo poder definir un proceso de pensamiento, a través de una rápida fórmula verbal o de una opinión, lo que es de hecho indefinible, no por incognoscible, sino por tratarse de algo que solo puede soportar acercamientos variados y diferenciales, formas distintas de ataque y discusión, para terminar sintiendo siempre, sin pesimismo alguno, estar en el mismo punto de partida y no tener otro camino que el de dejarse inundar por la suave música de un verso o, por un persistente sistema de interrogaciones a lo que constituye uno de los misterios de la vida.


Preguntarnos una y otra vez es una propuesta. En contra de cualquier urgencia académica o periodística, en contra del uso del tiempo a que nuestra sociedad obliga, pues -“... hoy nos avergonzamos del reposo, la larga meditación ocasiona ya casi remordimientos, reflexionamos reloj en mano, comemos con los ojos fijos en la gaceta de la bolsa, vivimos como alguien que temiera constantemente dejar escapar alguna cosa” -

[2] uso esquematizado de la existencia con toda la crueldad necesaria en la fórmula ‘el tiempo es oro’. Discurrir sobre el pensamiento filosófico es formular preguntas que interrogan, condenarse a la dicha prohibida de la deriva de un tiempo sin tiempo, dando tiempo al tiempo para ganar un lugar feliz en donde el hombre no sea esclavo del actual uso normativo del tiempo que lo condena a no pensar para ‘ganar el pan con el sudor de la frente’, según el mandato evangélico y que nuestro modo actual de vida ha sabido acoger con tanto gusto... Discurrir sobre el pensamiento filosófico resulta algo así como auto-condenarse a ‘ver pasar las noches de claro en claro y los días de turbio en turbio’, en un ejercicio sin fin ni término, que solo se puede suspender para de nuevo encontrarlo en otra parte, en otro texto, en otro contexto, en un verso, con renovados motivos que reanimen la fuerza de la palabra y hasta el deseo de escribir.

Es el caso del simple lector de poesía –no ‘consumidor de poesía’, que es otra cosa- aquel que únicamente quiere pensar su vida sin separarla del sueño y de la imagen: siempre encontrará nuevos motivos de ensoñación y expansión, de aspiraciones a nuevas formas de vida, de promesa y amenaza sobre lo que es y ha sido, pero sobre todo – aunque no lo pueda decir aún bajo la forma explícita del filósofo -, acerca de aquella visión del Ser como “estructura de posibles”

[3].

En el caso de los artistas y filósofos, además de lo dicho, un nuevo y feliz motivo de multiplicar las metáforas de acercamiento y de distancia, de aclaración y duda, de “tribulación y felicidad”, en fin, de asombro distanciado.

domingo, 29 de marzo de 2009

2. COSMOLOGÍA



Teoría general acerca del mundo o cosmos, entero, es decir, concibe el mundo como totalidad. Se ocupa de la constitución esencial de las cosas materiales y de su origen y devenir; la cosmología estudia principios, causas y leyes del universo. Universo: realidad compleja, problemática bajo múltiples aspectos como: origen, estructura, duración, constitución y fin último. En tormo al universo y a la solución de la problemática se puede hacer un doble discurso en filosófico y el científico, son equilibrados y no se puede poner uno por encima de otros.

El discurso filosófico trata de hacer una interpretación general de los fenómenos del universo, desde su naturaleza, esencia, propiedades y fundamentos. El discurso científico del universo, se propone la descripción de los fenómenos en relación de conjunto y su devenir (movimiento) haciendo una interpretación según los criterios lógicos con mirar a establecer un orden, una estructura, una ley de conservación y evolución.

El problema cosmológico es uno de los primeros que la mente humana se coloca. Desde el primer momento de la aparición del hombre, él se pregunta y reflexiona ¿cuál es la causa de todo aquello que acaece en el entorno? También se pregunta de ¿Qué modo ha sido producido el universo? ¿Cuál es el constituido fundamental y último de las cosas? (mundo plano metafísico)

El término "cosmología" fue introducido por Wolfff (Cosmologia Generalis, 1731). Wolfff definía la Cosmología como una "ciencia del mundo y del universo en general" y divide la Cosmología general en Racional y Empírica. Siendo la racional, considerada como una parte de la metafísica general. Trata del mundo en general como "todo de la realidad", es decir, estudio de la naturaleza de los cuerpos, y de las leyes generales que rigen el comportamiento. También trata sobre las cuestiones relativas al origen del mundo.
Actualmente, la cosmología es considerada como una
disciplina científica, íntimamente ligada a la astronomía, a la física teórica y la matemática, pero distinta en principio de ellas. Su principal tema consiste en la construcción de "modelos de universo" que sean a la vez lógicamente coherentes y no compatibles con los datos fundamentales de la ciencia experimental de la naturaleza. La principal preocupación de los cosmólogos son: Las características generales del universo, su extensión en el espacio, duración en el tiempo y, ocasionalmente, origen y desarrollo.

LA VISIÓN DEL MUNDO FÍSICO:

2.1. EN LA ANTIGÜEDAD

La
Tierra es el centro del universo. En ella, todos los cuerpos estaban formados por los cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego, combinados en diversas proporciones, cada uno de ellos tenía su "lugar natural".


Alrededor de la Tierra giraban los astros y cuerpos celestes, en formas concéntricas o circulares, ya que el circulo era tenido como la línea prefecta y eterna por no tener principio ni fin. Estos cuerpos no estaban compuestos por ninguno de los cuatro elementos, sino por el misterioso quinto elemento o quinta esencia. Tal realidad era incorruptible, ingenerable, inmutable, perfecta, superior, por tanto, a todo lo terrestre. Los griegos siempre creyeron que los astros eran divinidades. Los pitagóricos sostenían que debajo de todo lo que observamos hay algo que constituye su esencia, su realidad verdadera.


La esencia de todas las cosas, tanto materiales como inmateriales, son los números, pero no los números como simples cifras apuntadas en un papel, sino como repetición de y juego de unidades cuasiatómicas, que se dispone geométricamente y van dando origen a todas las cosas.


Eudoxio de Cnido fue un gran astrónomo y matemático, uno de los más grandes científicos de la antigüedad. Planteó que el sol en realidad, está inmóvil con respeto a la tierra, pero parece que gira a su alrededor. Concibió un complejo sistema de esferas homocéntricas, todas con el mismo centro coincidentes con el centro de la tierra. El objeto de este modelo y de todos los demás modelos era siempre el mismo: explicar detalladamente los fenómenos astronómicos, observados con la única ayuda de la matemática y moviéndose circular y uniformemente.


2.2. EN LA MODERNIDAD

Los hombres de
ciencia aclamaban por la revolución; no exigían una explicación de las anomalías existentes, sino una nueva ciencia y nuevo método.


Antes de comenzar de el siglo XVII, el estado general de conocimientos respeto al universo físico había sido la causa de toda una serie de sistemas especulativo que, por regla general, no se basaba en datos científicos, sino que se derivaban de diversos elementos tomados de las ciencias de la antigüedad clásica. Uno de los representantes mas sobresalientes en la visión del mundo en la edad moderna es Rene Descartes, éste estaba dispuesto a elaborar todo un sistema del universo, partiendo de la materia (lo que los filósofos llaman extensión), por un lado, y el moviendo por el otro. Todo tenia que ser explicado matemáticamente, bien por su configuración, bien por su número. Su universo, concediendo en primer lugar la extensión y el movimiento.


Descartes afirma que tenían que hacerse universos como el que habitamos por el mero efecto de La actuación de las leyes sobre la materia primigenia. Incluso si Dios hubiera creado en un principio un universo diferente, se hubiera transformado por si mismo en el universo que ahora existe.


Otro representante de la era moderna es Galileo Galilei, quien plantea una visión heliocéntrica del cosmo, esta visión consiste que el sol era el centro del universo. Pero lo planteado por Galileo transciende mas todavía, pues el Heliocentrismo habia sido propuesto antes por Copérnico.
Galileo propone en sí, la desmitologización de los astros y una estructura matemática de la realidad sensible. Con esto Galileo transforma la nueva concepción astronómica en una nueva cosmología o la interpretación total del cosmos. La desmitologización del cielo y la formulación del método matemático-físico fueron el golpe principal que oriento la cultura occidental hacia la tecnica y el dominio de la naturaleza.

EL MUNDO:

2.3. PARA LOS FILÓSOFOS



Las primeras experiencias cosmológicas se deben a los jonios antiguos:

Tales de Mileto: afirmó que el elemento primitivo de todas las cosas es
el agua.

Anaximandro: presento una materia indeterminada de la que se derivan todas las cosas llamada apeiron.

Anaxímenes: el
aire de donde todo procede por condensación o dilatación.

Diógenes: también presenta el aire, pero lo dota de razón e
inteligencia, es decir, le atribuye un hilozoísmo propio. Estos filósofos son hilozoístas porque al definir el mundo no distinguen entre cuerpos y espíritus, piensan que la materia vive por si misma. Los pitagóricos afirmaron que el número es el principio interno que constituye todas las cosas y que la armonía del mundo se rige por leyes matemáticas.

Heráclito: habla del devenir, no admite estabilidad en el mundo. Para él, el mundo es un constante movimiento de unas cosas en otras. Pone como principio material el fuego.
Los jonios posteriores abandonan estas concepciones hilozoísticas y establecen la causa eficiente de las cosas, niegan toda mutación.

Empédocles: designa cuatro elementos eternos e inmutables (
tierra, agua, fuego y aire) y la causa eficiente que une las partículas es la amistad y la que la separa es el odio (atracción – repulsión)

Leucipo y Demócrito: hablan del atomismo o mecanismo puro, es decir, que los elementos últimos de los cuerpos son átomos indivisibles e infinitos.

Platón: afirma que el mundo es un conjunto de cuerpos formado con lo cuatro elementos (tierra, agua, fuego, aire) y está vivificado por un
alma inmortal.

Aristóteles: (considerado el padre de la
historia natural) de las mutaciones de las cosas, deriva su doctrina de los cuatro principios o causas de los seres sensibles: la material y la formal (intrínsecas) y la eficiente y final (extrínsecas)

Parménides: la naturaleza de los cuerpos la explica por un dualismo substancial: la materia como principio determinable y la forma como principio determinante; de la unión de ambos resulta el cuerpo con todas las propiedades estáticas y dinámicas.

2.4. CÓMO EXPLICAR LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN

La teoría de la evolución implica la representación intelectual que intenta exponer e interpretar la historia de os cambios experimentados, en el transcurso del tiempo, por el universo corpóreo o sensible, por el mundo de los cuerpos como aparece ante nuestros sentidos, desnudos o ayudados de instrumentos. La evolución corresponde, entonces, a todo cambio que un observador, registra en el curso del tiempo en algún orden de fenómenos físicos, biológicos o humanos. Cuando nos encontramos en el caso especial de la vida, la evolución tiene sus leyes propias, después de haberse pasado por las fases dinámicas de la Bioquímica evolutiva en la época "prevital", simplemente porque añade un nuevo o nuevos vectores a considerar en sus características más complejas. La evolución orgánica es, pues, una propiedad de la vida, como lo era la evolución cósmica una propiedad esencial y fundamental de la materia perpetuamente inquieta. La evolución de los organismos, es una función indeclinable, absolutamente necesaria, como traducción de las exigencias de la adaptación o, mejor dicho, de la adaptabilidad.Evolución puede ser tomada como sinónimo de adaptación, dado que es lo último que obliga a los organismos a evolucionar.

La evolución es, entonces, algo que se acepta hoy como un concepto que nace del simple sentido común. Ya se toma como una propiedad de la materia, más que teoría o hipótesis. En la actualidad, el mundo científico y los teorizadores de la evolución se dividen en dos campos prácticamente irreductibles. De un lado, y dentro del mundo anglosajón, la fermentación progresiva de las ideas que nacieron a partir de Darwin y su "Teoría sintética de la evolución", acompañada por Haldane, Huxley, Simpson, entre otros. De otro lado y sin tendencias precisas, las surgidas del seno del Lamarckismo, de Schindewolf, Cuenot y Teilhard.

3. EL HELENISMO

Este periodo duro 300 años y esta compuesto por una sociedad universal donde la lengua y cultura griega jugaron un papel dominante. Los reinos helenísticos eran tres: Macedonia, Siria y Egipto. Las ciudades griegas pierden su independencia y Atenas su hegemonía comercial, política y en menor medida la cultural. A las ciudades-Estado suceden las monarquías helenísticas. En este periodo se borraron las fronteras entre los distintos países y culturas, las cuales se mezclan en un crisol de ideas filosóficas, religiosas y científicas.
Toda la región mediterránea también rendía culto a dioses orientales. Mucha gente se sentía insegura ante las visiones y conceptos de vida. Este periodo se caracterizo por la duda religiosa, la desintegración religiosa y el pesimismo. Una característica de las nuevas religiones era que solían tener teorías sobre como las personas podían salvarse de la muerte. La filosofía se movía cada vez mas hacia la salvación y el consuelo. La filosofía era poco original. Alejandría era el lugar de encuentro entre oriente y occidente. Mientras que Atenas continuo siendo la capital de la filosofía Alejandría se convirtió en el centro de la filosofía.
Dentro del
Helenismo se encuentra:

  1. EL EPICUREÍSMO
  2. EL ESTOICISMO
  3. EL ESCEPTICISMO
  4. EL NEOPLATONISMO
  5. CINISMO
1. EPICUREÍSMO



Epicuro fue uno de los grandes filósofos de la antigüedad, aunque sus ideas fueron poco o mal comprendidas fuera de su círculo de discípulos y apenas se han conservado fragmentos de sus más de cincuenta obras.
Fuera de
Roma, el epicureísmo tuvo uno de sus más ilustres representantes en Lucrecio, autor del poema filosófico De rerum natura. El epicureísmo alcanzó su máxima difusión durante los primeros siglos del cristianismo, atrayendo enormemente a pensadores como San Agustín. Después fue cayendo paulatinamente en el olvido, rodeado de malentendidos. Sólo en el s. XVII se volverían a poner de moda algunas de sus ideas, a través de Pedro Gassendi (1592-1655).

El epicureísmo tenía una finalidad claramente práctica: los epicúreos entendían la filosofía como una
medicina del alma. La filosofía no se estudiaba para adquirir cultura, sino para ser feliz.

1.- La
Física epicúrea se inspira en Demócrito y es materialista. Los dos principios básicos en esta física son: «nada nace de la nada» y «el Todo consiste en átomos y vacío, y es infinito». Los cuerpos son «sistemas de átomos». El número de átomos es infinito, como lo es el espacio vacío, por lo que admitían la posibilidad de que existiera un número también infinito de mundos como el nuestro, que nacen y perecen, aunque el conjunto del universo es eterno e imperecedero.

* Epicuro admite la existencia de los dioses; los considera seres inmortales y antropomorfos, que viven en los espacios intermundanos, felices y sin intervenir parta nada en la marcha del mundo. Para Epicuro, blasfemar no es negar que los dioses existan, sino aceptar los caracteres que la gente común les atribuye. Todas las teorías de Epicuro tienen una intención ética. Intentaba eliminar los mitos y las supersticiones para conseguir que los hombres pudieran vivir felices y sin miedo. Por eso polemizó contra la religión popular y la teología astral de Platón. Negaba que la Naturaleza tuviese carácter «divino» o que hubiera sido creada por los dioses para provecho del ser humano. No creía que los dioses pudieran intervenir en los acontecimientos naturales.

Consideraba que los fenómenos de la naturaleza podían ser explicados por causas naturales, más verosímiles y aceptables que los mitos. Afirmó que los dioses no tienen por qué inspirar miedo: «es absurdo pensar que seres tan perfectos y felices puedan experimentar sentimientos de ira o venganza. Y nada hay detrás de la muerte: el alma se disipa con el cuerpo y no debe sentirse amenazada por los horrores de ultratumba».
* Respecto al conocimiento, Epicuro sólo considera reales las cosas que pueden ser captadas por
los sentidos, única forma válida de conocimiento. Se hicieron famosos sus tres criterios de verdad:


1. La sensación: Es una especie de contacto directo con los objetos o cuerpos que percibimos, pues mediante los sentidos captamos los átomos que proceden de los objetos exteriores. Siempre es verdadera y posee una evidencia absoluta. El error no procede de la sensación, sino del juicio sobre la sensación, que puede ser corregido por sensaciones posteriores.

2. La anticipación: Es una especie de imagen general producida por la acumulación de sensaciones semejantes. Podemos evocarla mediante las palabras, para anticipar así objetos lejanos o futuros. Para ser verdadera, la anticipación debe estar confirmada por la sensación, aunque algunas expresiones sugieren que podía incluir anticipaciones de cosas bastante alejadas de la sensación («proyecciones»).

3. La afección: Placer y dolor son las respuestas inmediatas del cuerpo a la sensación, y por eso fiables.
La Ética: La ética epicúrea es una ética hedonista, absolutamente novedosa en el mundo griego.
Parte de nuestros deseos son naturales, y otra parte son vanos deseos; entre los naturales, unos son necesarios y otros no; y entre los necesarios, unos lo son para la felicidad, otros para el bienestar del cuerpo y otros para la vida misma. Conociendo bien estas clases de deseos es posible referir toda elección a la
salud del cuerpo y a la serenidad del alma, porque en ello consiste la vida feliz. Pues actuamos siempre para no sufrir dolor ni pesar, y una vez que lo hemos conseguido ya no necesitamos de nada más.

Epicuro distingue entre placeres naturales y necesarios, placeres naturales pero no necesarios, y placeres que no son ni naturales ni necesarios. Pensaba que sólo los primeros hacen realmente feliz a un ser humano, y que las personas prudentes intentan escapar de los demás.

2. EL ESTOICISMO

Fue fundado por Zenón de Kitión (Chipre, 336-264 a.C.), quien abrió en 306 su escuela en Atenas, en un lugar llamado Stóa poikilé (Pórtico pintado, de ahí el nombre de estoicismo).
El estoicismo tuvo diversos períodos después. El estoicismo medio comenzó cuando Zenón de Tarso sucede a Crisipo. A partir del 135 el estoicismo penetró en Roma e influyó en importantes personajes como Escipiano, Pompeyo y Cicerón. El estoicismo de la época imperial tuvo como figuras destacadas al cordobés Séneca (4a.C.-65 d.C.), tutor de Nerón; Epicteto (50-130) y Marco Aurelio (121-180).

Son autores fundamentalmente interesados en los temas morales. Es en las obras de estos últimos autores donde encontramos las doctrinas estoicas de toda la escuela, junto con textos de Cicerón, Plutarco, Diógenes Laercio y otros. Aunque el estoicismo utiliza muchos materiales procedentes de filósofos anteriores (Heráclito, Platón, Aristóteles, los cínicos...) también aporta muchos elementos originales. Dio lugar a una síntesis nueva, muy sistemática y coherente, cuya influencia se mantuvo durante muchos siglos. Volvió a ponerse de moda en los siglos XVI y XVII en Europa, influyendo en Descartes, Kant y Hegel, por ejemplo.

La Física Se inspira sobre todo en Heráclito. Habla del mundo como un todo unitario (monismo) y armonioso, regido por la necesidad inflexible de la ley universal (determinismo). El orden natural será así el único refugio capaz de proporcionar racionalidad en un marco social caótico.
En vez de hablar de cuatro causas como Aristóteles, propusieron sólo dos principios: la materia (pasivo) y el logos universal (activo, de naturaleza corpórea, no inmaterial). Sólo lo que tiene cuerpo (lo material) es real. El estoicismo es una doctrina estrictamente materialista. La
materia carece de cualidades y es pasiva.

El mundo es un ser animado y armonioso, que posee vida propia. Tiene un ciclo vital que termina con una gran conflagración universal, envuelto en fuego, tras la cual todo vuelve a comenzar de nuevo. Cada ciclo posterior repite exactamente el anterior: habrá un nuevo
Sócrates y un nuevo Platón, y cada uno tendrá los mismos amigos y conciudadanos.
Sólo existen individuos concretos, todos diferentes. A cada
individuo le caracteriza una tensión interior, una estructura o manera de ser irrepetible. Lo universal carece de realidad. Pero todos los individuos están ligados entre sí, y el mundo es una gigantesca armonía de correlaciones e interdependencias.

Para los estoicos, el ser humano es una parte del universo sometido al mismo orden que las restantes cosas del cosmos. El alma humana es corpórea, mortal y procede de los padres.

En contra de Platón y de acuerdo con Aristóteles, los estoicos afirman que la única fuente de conocimiento son los sentidos (empirismo) y que la representación sensible es una copia de la realidad (realismo ingenuo). Sólo las representaciones «claras y distintas» (Diógenes Laercio) nos garantizan un conocimiento verdadero.

La Ética Constituye el núcleo fuerte de la doctrina estoica. Mientras la Física enseña a conocer la Naturaleza, la Ética enseña a vivir de acuerdo con la naturaleza.

El fin supremo del hombre es vivir conforme a la naturaleza, que es lo mismo que vivir según la virtud, ya que la naturaleza nos conduce a la virtud. [...] La virtud del hombre feliz y el buen orden de la vida nacen de la armonía del genio propio de cada uno con la voluntad del que todo lo gobierna.


El bien moral del ser humano, por lo tanto, consiste en vivir de acuerdo con la Naturaleza global y con la propia naturaleza (que es una parte de la primera). Esto equivale a vivir de acuerdo con la razón, porque así descubrimos la Razón universal que rige todo el orden natural. Es sinónimo de vivir en armonía con el conjunto del universo. Hacer lo que exige la razón no es otra cosa que realizar el deber.

La virtud es la disposición permanente a vivir de acuerdo con la razón y el deber. Para los estoicos la virtud no admite grados: o se es virtuoso o no; y quien tiene una virtud las tiene todas.

Toda tendencia natural es buena, porque la propia naturaleza es norma de conducta. Cuando la naturaleza humana se desvía, entonces surge la pasión que Zenón define como una conmoción del alma contraria a la recta razón y a la Naturaleza. Cicerón la entiende como «una tendencia demasiado vehemente, que se aleja del equilibrio natural. Crisipo señaló cuatro pasiones básicas: dolor (ante un mal presente), temor (ante un mal futuro), placer (ante un bien presente) y deseo sensual (ante un bien futuro).
Para los estoicos, el sabio (sofos, sophós) es el que vive según la razón y está libre de pasiones.



3. EL ESCEPTICISMO



Pirrón de Elis (360-270) fundó una escuela que tuvo escasa duración pero que dio origen a una corriente de pensamiento, el escepticismo, representativa de muchas posiciones y planteamientos posteriores en filosofía.
Los que estaban con el escepticismo fueron llamados escépticos
."El escepticismo es la facultad de oponer, de todas las maneras posibles los fenómenos posibles y los noúmenos; y de ahí llegamos, por el equilibrio de las cosas y de las razones opuestas (isostenia), primero a la suspensión del juicio (epojé) y después a la indiferencias (ataraxia)."
El escepticismo toma una
actitud contraria al dogmatismo. Esta corriente tiene una posición que el sujeto no puede aprehender al objeto .
"El sujeto cognoscente depende de una serie de factores que le impiden llegar al objeto."

Para comprender el escepticismo es necesario saber que: "El escepticismo como doctrina filosófica tiene dos aspectos: Uno teórico y otro práctico.
Desde el punto de vista teórico, el escepticismo es una doctrina del conocimiento según la cual no hay ningún saber firme, ni puede encontrarse nunca ninguna opinión absolutamente segura. Desde el punto de vista práctico, el escepticismo es una actitud que encuentra en la negativa a adherirse a ninguna opinión determinada en la suspensión del juicio (epojé), la salvación del individuo, la paz interior."
El escepticismo no pone en duda el fenómeno, sino lo que se dice de él, y esto es diferente del fenómeno mismo.

El escepticismo griego tiene cuatro etapas bien definidas, aunque propiamente no guardan relación entre sí:
El escepticismo, en cuanto a actitud negativa ante la validez del
conocimiento científico aparece con Pirrón. Su actitud y sentido es moral, al estilo de las escuelas socráticas menores en cuyo marco se encuadra el pensamiento.

La segunda fase del escepticismo se desarrolla en la Academia Platónica en lucha contra el dogmatismo de los estóicos.
El escepticismo reaparece en forma más aguda a finales del siglo I a.C, con Enesidemo y Agripa.

La última fase del escepticismo es representada por Sexto Empírico, médico que perteneció a la escuela empírica del siglo II d.C., quien se proponía destruir toda clase de dogmatismo especulativo, adoptando una actitud práctica empirista ante la realidad.

4. NEOPLATONISMO

Es la denominación colectiva de las doctrinas filosóficas y religiosas de una escuela heterogénea de pensadores especulativos que buscó desarrollar y sintetizar las ideas metafísicas de Platón sobre todo en lo relacionado con su teoría de las formas. Esta síntesis se produjo de modo especial en Alejandría con el judaísmo helenista, ejemplificado por el filósofo Filón de Alejandría, entre otras tendencias.

El neoplatonismo es una variante de monismo idealista para el que la realidad última del universo era lo Uno, perfecto, incognoscible e infinito. De este Uno emanan varios planos de realidad, siendo el nous (inteligencia pura) el más elevado. Del nous deriva el alma universal, cuya actividad creadora origina las almas inferiores de los seres humanos. El alma universal se concibe como una imagen del nous, del mismo modo que el nous es una imagen de lo Uno; de esta forma, tanto el nous como el alma universal, a pesar de su diferenciación, son de la misma sustancia, es decir que son consustanciales con lo Uno.


El alma universal, no obstante, al constituirse como un puente entre el nous y el mundo material, tiene la opción de preservar su integridad e imagen de perfección o bien de ser sensual y corrupta por entero. La misma elección está abierta a cada una de las almas inferiores. Cuando, por la ignorancia de su verdadera naturaleza e identidad, el alma humana experimenta un falso sentido de distancia e independencia, se vuelve presumida de un modo manifiesto y cae en hábitos sensuales y depravados.
El neoplatonismo mantiene que la salvación de esa alma es posible gracias a la virtud de la libertad de la voluntad que le permitió elegir su camino de pecado. El alma debe invertir ese curso, trazando en sentido contrario los sucesivos pasos de su degeneración, hasta unirse otra vez con el origen de su ser. La reunión verdadera se consuma a través de una experiencia mística en la que el alma conoce un éxtasis total.


En un sentido doctrinal, el neoplatonismo se caracteriza por la oposición categórica que se plantea entre lo espiritual y lo carnal, elaborada a partir del dualismo platónico de idea y materia, oposición que se produce mediante la hipótesis metafísica de agentes mediadores, el nous y el alma universal, que transmiten el poder divino de lo Uno a todo, mediante una aversión al mundo de los sentidos, y por la necesidad de la liberación de una vida de sensaciones a través de una rigurosa disciplina ascética.

5. CINISMO

El cinismo es una de las manifestaciones más radicales de la filosofía y también de las más incomprendidas. Los cínicos consideran que la forma de vivir es parte fundamental de la filosofía e inseparable de su manera de pensar. Sin embargo, no todos los integrantes de este movimiento tienen las mismas actitudes externas ni los mismos comportamientos, por lo que a veces se habla de filosofía cínica, otras veces de actitud cínica y otras simplemente de locura.
El término cínico es uno de esos términos que han ido perdiendo su significado original y transformándose en otro distinto al que tuvo en sus orígenes. Tanto es así que hay algunas propuestas para usar los términos quínico o kínico, con el fin de diferenciar claramente el
concepto de cínico en su sentido original del que se usa hoy en día, es decir, diferenciar en concepto de cínico en sentido filosófico, de su sentido popular. Filosóficamente de lo que se trata, es de retomar o de pensar de un modo nuevo y diferente algunos temas antiguos, ya que el paso del tiempo ha cambiado completamente su significado, su origen y desarrollo han sido velados, para llegar a significar hoy, poco más que un insulto.

El cinismo es una filosofía teórica y una práctica, pero también una forma de vida, aunque esta característica se empezó a perder enseguida, es una filosofía que pretende alcanzar la felicidad mediante la sabiduría y la ascesis. Uno de los rasgos que diferencia al cinismo de otros movimientos es precisamente la importancia que dan a la ascesis, la práctica continua del ejercicio mental y físico, como camino para conseguir un estado de ánimo apropiado para alcanzar la autosuficiencia, que les libere de los imprevistos y les endurezca para permanecer impasibles ante "adversarios existenciales" como el hambre, el frío o la pobreza, que no dependen de ellos. Esta actitud les emparentaba con el estoicismo, aunque su desvergüenza les volvía a alejar.

Se pueden distinguir dos fases en el movimiento cínico: la primera fase se desarrolló básicamente en Grecia, durante los siglos -IV y -III, la segunda fase se desarrolló en las grandes ciudades del imperio romano: Roma, Alejandría y Constantinopla, y duró desde los siglos I a V. El nombre de cínicos tiene dos orígenes diferentes asociados a sus fundadores.
El primero viene del lugar donde
Antístenes solía enseñar, que era un gimnasio llamado Cinosarges, que se puede traducir como el perro blanco o el perro veloz. El segundo origen tiene que ver con comportamiento de Antístenes y de Diógenes, que se asemejaba al de los perros, por lo cual la gente les apodaba con ese nombre (kinicós). Está comparación viene por el modo de vida que habían elegido estos personajes, por su idea radical de libertad, su desvergüenza y sus continuos ataques a las tradiciones y los modos de vida sociales. Sin embargo detrás de todo esto, el cinismo pretendía dar una respuesta individual a la incertidumbre que se vivía en este periodo de crisis cultural, manifestando su malestar y descontento, y también librarse de los caprichos de la fortuna, guiando al individuo hacia la felicidad. Este camino no era fácil así que se necesitaba un entrenamiento, una disciplina para a conseguir una plena autonomía moral y a ser posible también física. Era característico de los cínicos la trasgresión continua, tanto de los valores tradicionales, como de las normas sociales.

Los cínicos tomaron como modelos a la naturaleza y los animales, los adoptaron como ejemplos de autosuficiencia y basándose en ello propusieron un modelo de comportamiento ético que consideraban fundamental para alcanzar la felicidad, aunque esto solo era posible mediante una rigurosa disciplina física y mental. Proponen la necesidad de la autoafirmación individual frente a una sociedad alienante y coaccionadora.

El cinismo es una forma de vivir, pero también de pensar y de expresarse, y como no se han conservado las obras de los primeros cínicos, hoy son conocidos en gran parte por dichos y anécdotas (chreiai), que fueron transmitidos en forma de colecciones, la más usada es la de Diógenes Laercio, referencia fundamental para el estudio no solo de los cínicos, sino de gran parte de la filosofía anterior a su autor. Utilizaron recursos literarios diversos donde no faltan la parodia, la sátira, la anécdota o la burla, pero siempre de forma escandalosa y provocadora.